Estamos viviendo tiempos difíciles, jamás vistos desde hace décadas, o más incluso. La aparición, virulencia y rápida propagación del COVID-19 ha provocado una pandemia a nivel mundial que nos ha obligado a toda la sociedad a parar. A recluirnos en nuestras casas, a no poder tener contacto con los demás, o, si es indispensable, estar a más de dos metros de distancia los unos de los otros; a cambiar nuestra forma de relacionarnos, de trabajar y, en muchos casos, incluso a dejar de trabajar. En definitiva, este virus nos obliga a cambiar la manera en que veníamos haciendo las cosas. Al igual que cuando nuestro cuerpo se enferma, es señal inequívoca de que algo no anda bien con nosotros mismos, lo mismo ocurre con este virus, que está enfermando nuestra sociedad. Entonces, la pregunta que debemos plantearnos es ¿para qué ha aparecido este virus, justo ahora, ni antes ni después?, ¿qué es lo que anda mal en el mundo?, ¿qué nos está mostrando, a nivel global, colectivo o social?, ¿qué estamos haciendo que debemos dejar de hacer?
Desde mi punto de vista, la sociedad (y el sistema actual) ha llegado a un punto de saturación tal que ya resulta imposible seguir igual por más tiempo. Fijaos en el cambio climático, por ejemplo, y en el calentamiento progresivo de nuestro planeta, provocada por la imparable actividad de las industrias y de la contaminación que provocan. Nuestra Tierra sufre, pero no le estamos prestando la suficiente atención. O fijémonos en nosotros mismos, en nuestra vida; ¿realmente somos felices?, ¿llevamos el ritmo de vida deseado? o ¿nos movemos como autómatas que se dirigen cada día a su lugar de trabajo, sufriendo la gran mayoría, de estrés y malestar? Nosotros tampoco nos estamos prestando ninguna atención, simplemente nos dejamos arrastrar por la inercia y por el tedio, sin plantarnos nada más.
Bien, pues como nosotros, como sociedad y como individuos no estamos haciendo nada para cambiar estas situaciones que nos perjudican, sino más bien todo lo contrario, cada vez las estamos agravando más, el virus ha llegado para obligarnos a cambiar sí o sí. Nos ha obligado a parar, a quedarnos en casa, a estar quietos, a no movernos. Muchas empresas están obligadas a frenar o cerrar su actividad. Como consecuencia, los transportes y desplazamientos se reducen, disminuyendo, por tanto, el nivel de emisiones de CO2 y bajando la contaminación. Al tener que estar en casa, podemos pasar más tiempo con nuestra pareja, hijos, familia o amigos con los que vivimos y estrechar lazos entre nosotros, prestarnos os algo más de atención, amarnos más. Estamos siendo más solidarios con la sociedad en general, intentado apoyarnos y ayudarnos al máximo los unos a los otros en estos tiempos difíciles. Estamos dejando de mirar sólo por nosotros para mira también por los demás; está saliendo lo mejor que tenemos como seres humanos, que es el amor, la empatía y la solidaridad. Pero también, estamos teniendo la excelente oportunidad de "estar con nosotros mismos", de escucharnos, de cuidarnos un poco más y hacer un ejercicio de introspección para con nosotros y para plantearnos cosas. Nunca tenemos tiempo para hacer nada de eso; ahora podemos. Tenemos la gran oportunidad de apreciar realmente lo que tenemos y casi nunca valoramos: un paseo por el parque, unas risas con los amigos, una abrazo con un ser querido, una puesta de sol mirando el mar,... los pequeños grandes detalles de nuestra vida.
Estamos viviendo una crisis, cierto: muchas personas están muriendo, muchas empresas lo están pasando francamente mal, están habiendo muchos despidos, la economía se va a ver perjudicada, colapsada... Pero sabemos que la palabra crisis también significa oportunidad. Y la oportunidad la tendrán aquellos que la sepan ver, los que puedan leer entre líneas y aprovechen este momento, más allá de las consecuencias inmediatas que supone la llegada de este virus. El cambio ya ha llegado, después de esto ya nada volverá a ser igual. Debemos aprender la lección y no volver a cometer los mismos errores. Debemos hacer las cosas de otra manera, con más conciencia, compromiso y solidaridad. El Universo, la vida, nos lo están mostrando.
Me encanta, el foco en la oportunidad de aprender de las crisis